Que mi sangre se confunda
Con lo rojo de tus labios
Que lo negro de mi alma
Se diluya en tu maldad
Sueños rotos nunca fueron
Dos aves en libertad
Y el elixir de tus venas
Me intoxica más y más
El paraiso es una patria
Del exilio y el castigo
Un infierno decorado
Con luces de navidad
Que la carne se me pudra
Que tus pasos sean abismos
Que los días sean penumbra
Y la noche Madre muerta
En las piedras del desierto
Dejaré mi sed inmensa
Y el ansia de tus besos
Será el oasis sin hallar
Carmesí que hay en tu boca
El veneno del hambriento
Fruta del árbol prohibido
y Dios sueña mis tormentos